jueves, 6 de septiembre de 2012

José Gallego, Aspe y la Memoria Histórica I


Poco tiempo después de la victoria de los sublevados en la Guerra civil española, la Presidencia del Gobierno del General Franco envió una circular a los Gobernadores civiles de las provincias españolas para que instasen a sus ayuntamientos a construir, en un lugar señalado de la población, un monumento a los caídos “por Dios y por España”. El monumento iría presidido por la Estela de José Antonio Primo de Rivera, el símbolo de la cruz y entre 15 y 18 nombres de paisanos caídos a causa de la Guerra civil. Baste recordar que hubo municipios sancionados por no encontrar suficientes nombres para su colocación en el monumento. Así, en el  Acta nº 3, Sesión Ordinaria del 20 de septiembre de 1940 del Ayuntamiento de Aspe (ama, Actas de Pleno  1940-1941, fol 5v y ss.) encontramos la siguiente anotación: “Se acuerda el estudio de petición que formula el Gestor Sr. González Avellán en el sentido de la construcción de un monumento a los caídos en la localidad, por Dios y por España”.
El monumento fue encargado al recién repuesto aparejador municipal y Jefe local de Investigación e Información de las fet y de las jons, Higinio Perlasia Rigal, quien diseñó el boceto que aquí se muestra, y quien se encargó de encontrar los nombres que acompañarían a José Antonio en el monumento que, se decidió, se colocase en una de las fachadas de la iglesia, en concreto la que da a la calle Santa Teresa, donde todavía se encuentra.
El boceto inicial incluía 14 nombres, 13 que se encuentran en el monumento actual y uno más que no llegó a incorporarse, el de “D. Sánchez”, más una estela que contenía “PRESENTES”. Finalmente, se añadieron dos más para alcanzar la cifra de 15: tres asesinados en la población; cuatro caídos en el frente; cinco, nacidos en Aspe pero que vivían en otros lugares, uno del que únicamente sabemos que fue enterado en el Valle de los Caídos y dos de los que no tenemos ningún dato.
Es cierto que las competencias de los ayuntamientos en la década de los años 40 eran muchos mayores que en la actualidad, con respecto, sobre todo, a la modificación del patrimonio histórico, en este caso, la fachada de la iglesia. Pero, evidentemente, fue el Ayuntamiento de Aspe quien construyó el “monumento” y también, posiblemente, quien deba quitarlo y restituir la fachada a su aspecto original. Sencillamente, porque en el pueblo de Aspe fueron 108 los caídos por causa de la Guerra civil. 108 vecinos que, por diversas causas, murieron relacionados con el conflicto: quince de ellos, víctimas de la violencia en la retaguardia tuvieron su monumento; del resto nunca se habló: setenta y dos murieron en el frente, veinticuatro fueron fusilados y nueve murieron de enfermedad en la cárcel. Suficiente registro para evaluar la magnitud de la tragedia. Tragedia que se perpetuó durante los años de la dictadura y es, precisamente, labor de la democracia la condena pública de las dictaduras y de los símbolos que la representan.


8 comentarios:

  1. Más que retirarlo, creo que deberian incluirse los nombres del resto de caidos en el pueblo; y evidentemente, quitar cualquier simbologia politica. Recordarles como hombres y vecinos del pueblo, no como falangistas, franquistas o rojos.

    En mi idilica forma de ver el mundo, se debe luchar por cerrar las diferencias, no perpetuar el concepto de las dos Españas que nos llevaron a una guerra fraticia.

    Un saludo y felicitarte por el blog.

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  2. Muchas gracias por el comentario, todos deberíamos ver el mundo de esa forma que tu llamas "idílica".
    Saludos.

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  3. No lo entiendo, la verdad, no lo entiendo. En esa lucha todos perdieron y deberían haber muchísimos más nombres, pero la actitud gamberra y absurda de ese tipo me parece penosa.

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  4. Lo siento, pero por rigor histórico, en esa lucha no perdieron todos. Hubo quien ganó y hubo quien perdió y la prueba fue la cruel represión que sufrió el pueblo y la perduración de este "monumento" con símbolo fascista en 2012. No entro a valorar la acción de este señor. Yo soy historiador, no juez. Pero en Aspe no ha habido, todavía, un solo reconocimiento a los que lucharon contra el Golpe de Estado del General Franco y defendiendo al Gobierno elegido democráticamente. Y un reconocimiento no significa revancha.

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  5. O sea, que hasta que no se otorgue el debido reconocimiento público y los honores oficiales a la labor... esto, ejem... digamos... 'liquidadora' de quienes fueron encausados en su día por haber linchado de madrugada y en mitad de la plaza al anciano indefenso Ramón Calpena y a su hijo (ambos convictos de gravísima desafección ideológica, ojo), no se terminará de hacer justicia a la Historia. Eso viene a contarnos usted, ¿no?
    Y tal vez de esa manera el jubilado redentor de Aspe dejará por fin de estropear las fachadas de las antaño bellas iglesias que ya gloriosamente quemó el Frente Popular, ¿era eso, señor?
    Pues esté usted muy tranquilo porque, merced a la Ley de Memoria Histórica y a su pingüe red subvencionadora, esos honores ya se están reconociendo a múltiples 'liquidadores', incluso a pie de cementerio en el que descansan tras haber sido juzgados y ejecutados con las manos todavía chorreándoles de sangre inocente.
    Algún día, imagino, que también llegará ese honor a Aspe, ¿no le parece? Tenga paciencia, hombre, tenga paciencia...

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  6. No suelo contestar escritos anónimos pero no, no es eso lo que cuento. No justifico los asesinatos cometidos en la plaza pero tampoco los inocentes fusilados o muertos en la cárcel por motivos políticos, por luchar contra un golpe de estado.

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  7. Perdone si me pongo pesado, pero ya termino.
    Es que usted mismo ha escrito arriba: "...su monumento... veinticuatro fueron fusilados y nueve murieron de enfermedad en la cárcel...". No veo entonces que no exija ese monumento también para los linchadores sin corazón de los Calpena, o para los asesinos del pobre cura Antonio Soria Gabaldón (cuyo triste nombre resultó también manchado en la basílica por nuestro ínclito jubilado), al que los luchadores por la libertad ya hostigaban desde varios meses antes del estallido franquista pegándole fuego incluso a su iglesia de Elche; y al que luego, por fin ya cadáver, tampoco se privaron de vejarle como a Cristo con frases adaptadas de la Biblia.
    Créame que no veo en su artículo que usted discrimine entre unos y otros, sino que --como el entramado general de la "Memoria Histórica"-- todos reivindican *y consiguen* monumentos también para seres desalmados que dieron horrorosas muestras de su inexistente humanidad.
    Vuelvo a disculparme por haberme colado en su casa con mi díscola insistencia, y le agradezco sinceramente su atención.

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  8. Estimado Sr. ¿Cómo puede saber quiénes fueron los responsables de los asesinatos? ¿Es usted juez?. ¿Confía usted en los Consejos de Guerra de la posguerra? Yo no, y he leído muchos. La verdad es que 15 personas tuvieron su monumento, reconocimiento y dádivas, los 90 restantes, olvido y silencio en el mejor de los casos. Desde mi opinión, un monumento donde estén todos o ninguno.

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